miércoles, 13 de julio de 2011

Experiencias. Discurso.

“MI VIDA CON EL CICLISMO”


¡El cuerpo y la mente se sienten con plenitud cuando pones el máximo esfuerzo por algo y lo logras!  Nunca en mi vida he sentido como cuando alaba contra el viento, aquel cuadro de metal con dos ruedas y 45 kilos encima, alaba con tanta fuerza que quería pasar por encima de mí, la fuerza aplicada es comparable como cuando haces algo en contra de tu  voluntad, pero una vez que terminaba con ese gran esfuerzo, agarraba una velocidad increíble, el cual mis compañeras o “rivales” en competencia, considero que me “odiaban”, porque todo su esfuerzo de adelantarme se veía perdido por mi velocidad.

 El primer día que competí los nervios no me dejaban hacerlo. Yo una niña sin experiencia competiría en lo que sería mi primera carrera de ciclismo de pista. Aunque mi entrenador y mis mejores amigos me explicaran lo que tenía que hacer no se me quitaba el dolor de estomago, las manos sudadas, las piernas me temblaban, los pies helados como un tempano de hielo y el corazón la tiendo tan fuerte y rápido como un tabor en pleno concierto.

Este es un deporte que exige gran condición física, también  se destaca la constancia, el empeño y voluntad que le imprimas. Se necesita resistencia, estrategia y un poco de originalidad. Es un deporte considerado Olímpico desde Atenas 1896, existen diferentes tipos de ciclismo como lo son el de ruta (se realizan en el asfalto, en las grandes vías) es muy conocido por las grandes competencias como lo son el Giro de Italia, la vuelta a España y el tour de Francia (siendo esta la que tiene más prestigio), todas consisten en terminar en el menor tiempo posible cada una de las pruebas, también ciclismo de Montaña, ciclismo en sala y de pista, en el cual yo me defendía bastante bien.
¡En mi opinión, el ciclismo de pista es uno de los más interesantes! puedes disfrutarlo al verlo.  Se presenta en un rectángulo redondeado con curvas peraltadas llamado velódromo, para practicar este  estilo se necesita una bicicleta de piñón fijo sin frenos y sin rueda libre, es decir si se deja de pedalear la bicicleta se para.

Todos los días me levantaba a las seis de la mañana, iba al colegio y al Salir de ahí me iba corriendo a mi entrenamiento, ciertamente era la primera en llegar ¡me encantaba!, me ponía mi licra y mi maillot (Mayón) y empezaba hacer mi calentamiento, mi entrenador jugaba a esa vieja escuela del cansancio, al principio  me colocaba a trotar más de media hora, hacer 200 abdominales de los cuales solo hacia 100 ¡y de broma!, hacer sentadillas y todas esas cosas del calentamiento. A unas cuantas semanas ya estaba tomando forma todo aquel esfuerzo, ya trotaba con más tranquilidad, hacia mis 200 abdominales, sentadillas, flexiones y saltos de paracaídas. Pero esperaba con ansias el momento en que me montara en la bicicleta, aquella que casualmente era de marca “GÉNESIS” toda plateada, bastante liviana, pero con rasgos de no haber sido utilizada por mucho tiempo. Mi entrenador me la asignó, me dijo que le hacía honor a mi nombre, ¡un poco sarcástico! Logre comprar algunas cosas y arreglarla a mi gusto, le cambie las gomas, los tubulares, le compre los sujetadores de los pedales y al tiempo compre un sillín nuevo, porque la verdad el que tenía maltrataba.

Los ciclistas que se han destacado en nuestro país son Daniela Larreal, José Rujano, Jackson Rodríguez, entre otros.

Comencé a practicar este deporte en el velódromo Teo Capriles, en un club que se llamaba Daniela Larreal. ¡Sí! Como la mejor ciclista femenina de nuestro país. Daniela Larreal fue una gran inspiración para mí, ella fue preparada por mi entrenador. En ocasiones ella visito el recinto y practicó algunas veces, en otras oportunidades  solo observaba los entrenamientos y también llego hacernos comentarios a cada uno de nosotros de las técnicas que debíamos emplear o mejorar. Realmente ver a la mejor en persona, era como ver a tu cantante o artista favorito, y sin embargo mejor.

José Alberto Pineda era un tipo genial. Si ese que un día viernes me miro de arriba abajo, y con el ceño fruncido me dijo: “tu ciclismo”, ¡bueno vente el lunes! Una vez demostrada mis aptitudes con respecto al deporte, me empezó a pedir más como deportista, recuerdo aquellos entrenamientos donde me colocaba obstáculos, y sin titubear tenía que pasarlos,  muchas veces me caí, tardaba mucho tiempo en pasarlo, pero con constancia y práctica lo logré. A los tres meses de entrenamiento mi pasión era tanta por el deporte que Pineda me sugirió que si seguía entrenando de la forma que lo hacía me llevaría a lo que fue mi Primer Campeonato Nacional. La preparación para tal fue bastante fuerte, pues, tenía que hacer mucho en poco tiempo, aprender a subirme al peralte fue una de las cosas que me produjo miedo. Esto consistía en subir al peralte a toda velocidad y luego bajar con mucha más y de esta forma cumplir con las velocidades requeridas. ¡Bueno! el primer día puede llamarse un fracaso, lo que no debía hacer lo hice, de los nervios me frene en pleno peralte, y de un golpe seco caí a la parte de debajo de la pista que era asfalto, lo impresionante para mí fue la molestia de no haber cumplido con mi primera prueba de entrenamiento que eran los 200 metros lanzados, en vez de los rapones en las dos rodillas, la barbilla y los codos, lo primero que hice fue levantarme lanzar el casco y molestarme, cosa que estaba mal, pues, uno nunca debe quitarse el casco, al caer.

Cuando llegaba a mi entrenamiento que ya estaba preparada para montarme en mi bicicleta no pensaba en nada, solo en cumplir con  mis objetivos, hacia cada una de las correcciones que me daba mi entrenador, seguía una línea que me permitía saber si iba derecha y no en “zigzag”, mis rodillas tenían que rozar el tubo central de la bicicleta, para que el pedaleo fuese más redondo, la espada bastante arqueada, los hombros relajados y tenía que inhalar por la nariz soltar por la boca, de esta forma no me cansaría tanto. No podía pensar en más nada, era una forma de vivir tan relajante que deseaba con ansias volver a estar ahí.

Una de las tantas experiencias únicas fue cuando Pineda,  mi entrenador, me enseño a seguirle detrás de la moto, que en la parte de atrás llevaba un rodillo pequeño, con el cual se realizaba la prueba del keirim. Yo con los nervios de punta no pude hacerlo la primera vez. Pero luego quería hacerlo en todo momento, esto te ayudaba a exigirte más y subir al peralte de forma más tranquila y con más velocidad, velocidad que se necesitaba para ser un gran velocista.

Opino que todos como seres humanos debemos experimentar en algún momento de nuestras vidas una disciplina como lo es un deporte, es excitante, tanto o más que hacer el amor  con tu novio, esposo o pareja. Es relajante y a la vez, cuando llegas a sentirlo y vivirlo no hay nada que se compare. Es como mirar el ocaso y el solo hecho de mirarlo, él con su belleza te retribuye.

Yo se que todos aquí, en algún momento de sus vidas han sentido que la piel se les pone de gallina, que el corazón suena tanto, que crees que los otros lo están escuchando, que sudas y repentinamente hace frío, que las manos y las piernas te tiemblan, que sonríes y no sabes exactamente porque, pero tu mente y cuerpo expresan con plena seguridad, que lo que está sucediendo es algo bueno, pues así he sentido yo al competir en ese primer campeonato, en esas competencias distritales, competencias entre clubes y en los entrenamientos del día a día.

Aquí conseguí, a un padre, a una hermana y muchos compañeros, ese padre que me dirigía con gran amor y una hermana que me apoyaba moralmente. Luego de cierto tiempo podía llegar a la hora que quisiera porque mi entrenador me dio una llave del cuarto donde guardábamos las bicicletas, me brindaba la merienda después del largo entrenamiento y me sugería grandes correcciones, las cuales tomaba nota mentalmente de cada una de ellas y así poco a poco me sentía una de sus favoritas. En el sentido de que me tomaba en cuenta, que me brindaba ese apoyo que todos necesitamos en un deporte, porque no somos uno sino “miles” y es difícil destacar.

Llego la época de lluvia y no podíamos entrenar en la pista, pues en ese momento aprendí  y conocí el rodillo, no ese que se utiliza para pintar, sino uno que consiste en tres ruedas unidas de forma paralela por un fino metal y una banda elástica que permite que ruede al montar la bicicleta. Fue una experiencia genial, se llama energía estática y no es nada fácil.

Gloria fue mi mejor amiga, sentí desde el primer día una gran admiración por esta muchacha. Ella era la mejor en la categoría Juvenil, de inmediato, asocie la expresión de su cara con la de un muñeco que se llama “Badtz Maru”, el cual da la impresión de estar siempre serio o molesto. Yo no sé pero me gané su cariño y confianza, yo tenía apenas unos trece o doce años, y sé que ella se recuerda que yo sin conocerla le compre una torta de cumpleaños, detalle que no había hecho nadie antes y dice ella que desde ese día vio algo diferente en mí. Tal vez si en ese momento tuviese la edad que tengo ahorita, diría que fue algo premeditado. Pero a los trece años, sentía admiración. Me enseño muchísimas cosas, mis primeras zapatillas me las vendió ella, estaban nuevas, no las había usado porque las compraron una talla menos y no le quedaban. Recuero que eran azul marino con dos cierres, el cual llevaba el nombre de la marca Specialized en rojo fuerte. 


 Los que creemos que a veces las cosas son imposibles, les traigo una muestra de que no es cierto. Con una sola pierna Víctor Hugo Garrido  ha ganado reconocidos premios y ahora es Campeón del mundo en ciclismo de ruta en los juegos paralímpicos, un hombre verdaderamente increíble. Al igual que Daniela Larreal, lo vi muchas veces entrenar, es impresionante ver a alguien que hace algo que yo solo logro hacer con mis dos piernas. Cada vez que ocupaba la pista, era como una de esas carreras de exhibición, la energía mas allá de lo positivo, fuerza, coraje y valentía.

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